Espero no tener que repetir el examen MIR por tercera vez
volver a ser R-1 (residente de primer año de hospital) se hace más duro con la edad». Ricardo G. tiene 43 años y es uno de los centenares de médicos de la Comunitat Valenciana que han pasado dos veces por el examen nacional del Ministerio de Sanidad para formarse como Médico Interno Residente de una especialidad. En su caso, volvió a ponerse el pijama de médico en formación cuando ya tenía pelado el fonendo, tras quince años de experiencia como médico de familia en las aldeas de la comarca de Requena-Utiel.
«En las puertas de urgencias se pasa mucho sueño cuando se está de MIR y no es lo mismo hacerlo a los veintitantos que a los cuarenta y tantos», agrega este doble especialista que eligió el hospital La Fe para hacer la especialidad de Rehabilitación. «La residencia (en un hospital) tiene su edad», una máxima que muchos médicos comparten.
Ricardo volvió a concurrir al examen MIR porque no veía muchas salidas como especialista de Medicina de familia. «No me faltaba trabajo, estaba hasta arriba pero nada era estable, todo eran sustituciones y luego, además, me tocó hacer atención continuada (las guardias de los centros de salud) y ahí fue donde me planteé lo de volver a hacer el MIR y elegir una especialidad que me gustara para ver si tenía un poco más de suerte».
Optó por Rehabilitación y como podía elegir, escogió La Fe. Y volvió de nuevo al principio de los principios como médico en ciernes.
Con la segunda especialidad ya en el bolsillo, volvió al mismo compás de sustituciones de antes pero con el horizonte más despejado. «Se puede decir -afirma- que he tenido suerte, porque conforme está la situación no he parado de trabajar desde que acabé el MIR».
Decidir cual de las dos especialidades es su favorita es como preguntarle a un padre a cual de sus dos hijos quiere más. «Me gustan las dos, pero no se pueden comparar, es como tener dos amores a la vez», observa. Ricardo asegura que su experiencia como médico de familia en aldeas pequeñas como Las Monjas o Casas del Río, con cuatro inyectables en la consulta y un fonendo fue una experiencia extraordinaria.
«Donde tuve problemas fue en Burjassot, porque tuve algunos problemas de salud que me coincidieron con muchas guardias y ahí fue donde pensé que necesitaba tener un poco de estabilidad», relata.
«No se puede comparar la Medicina de Familia y la Rehabilitación porque es pasar de la superespecialización de La Fe a un consultorio de aldea», describe.
Ricardo G., que prefiere ocultar su identidad y su imagen, afirma que ahora, con el segundo MIR acabado, se encuentra otra vez en «terreno de nadie». «Has acabado una especialidad nueva pero no eres nuevo en esto, te ven como un adjunto nuevo en Rehabilitación, como un A-1, pero profesionalmente llevo desde el año 99 y bastante recorrido». El especialista asegura que el «ojo clínico»¸que ha desarrollado durante los últimos años, » me ha ayudado mucho en mi segunda especialidad, donde todo es nuevo. «Todavía -agrega- estoy haciendo sustituciones, es el riesgo que había que correr pero no me importa».
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