La OMS reconoce que necesita una reforma financiera para evitar la bancarrota
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha anunciado que se encuentra inmersa en la más “grande e importante reforma administrativa, gestora y, especialmente, financiera, dentro de sus 63 años de historia”. Así lo ha reconocido la directora general de la OMS, Margaret Chan, durante su discurso de apertura de la 64 Asamblea Mundial de la Salud, que se celebra en Ginebra (Suiza), hasta el próximo 24 de mayo.
Según ha explicado Chan, “las reformas son esenciales” ya que “debemos aceptar que la crisis económica no es un problema coyuntural que se solucione con medidas coyunturales, es el inicio de una era nueva y duradera de austeridad económica”. “Estamos manejando esta situación financiera con una planificación prudente, racional y cuidadosa, introduciendo medidas coste-eficientes (…) pero es evidente que, con el pesar más profundo, es necesario reducir costes en algunas de nuestras áreas tradicionales de trabajo”.
El objetivo es evitar la bancarrota, extremo que ha desmentido de forma rotunda la directora de la OMS que, no obstante, ha reconocido que la crisis financiera ha afectado significativamente a muchos de sus tradicionales donantes, reduciendo los fondos disponibles para impulsar planes de salud y de ayuda al desarrollo. En concreto, Chan prevé un déficit de 300 millones de dólares para este año y, según algunas fuentes, los recortes presupuestarios previstos implicarían la eliminación de 300 puestos de trabajo, de los más de 2.000 con que cuenta en Ginebra, así como reducciones en las funciones del organismo.
Por otra parte, Chan hizo un repaso a sus casi cinco años de gestión al frente de la sección sanitaria de Naciones Unidas. En este sentido, la máxima responsable de este organismo hizo un paréntesis para hablar sobre la crisis de la gripe A, que hace dos años dejó en entredicho la credibilidad de la OMS y que todavía colea por las supuestas presiones de la industria farmacéutica en algunos de los momentos clave de la pandemia. La directora de la OMS quiso zanjar este punto aseverando que la organización actuó, en líneas generales, de forma correcta y que, en ningún caso, creó una alarma falsa para “llenar los bolsillos de las farmacéuticas”.
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