Las becas de investigación postMIR corren el riesgo de convertirse en contratos “de mano de obra barata”

Para el vocal de la OMC, la mayoría de las barreras que tiene un MIR se refieren a la dificultad de encontrar programas adecuados a sus inquietudes. Según Rivas, el sistema sanitario está “desequilibrado” a favor de la asistencia y en contra de la investigación y la docencia, aunque en los programas formativos se especifique el fomento de la capacidad investigadora.

En cuanto a las tesis doctorales, se ha señalado que el número de inscritos ha ido decreciendo en los últimos años. A principios de la década pasada, se inscribieron (en el año que más se registraron), un total de 1.074; sin embargo, a partir de 2005 bajaron a 600, mientras que el año pasado esta tendencia cambió y la cifra repuntó a 800. Rivas asegura que este descenso en las tesis inscritas es debido a que ya no cuenta para obtener número de orden en las convocatorias MIR.

La falta de incentivación es otra de las barreras que los MIR encuentran a la hora de comenzar a investigar. Además, según Rivas, esta actividad cuenta muy poco para oposiciones o carrera profesional y depende además de las comunidades autónomas.

Por otro lado, la inversión para estos programas está desapareciendo, se lamenta el vocal de la OMC, quien culpa a los recortes de que en algunas comunidades autónomas se eliminen los cursos sobre investigación, gestión clínica o comunicación con el paciente. Además, en este afán ahorrador, Fernando Rivas advierte de que se puede “caer” en convertir los proyectos de investigación para los jóvenes en “contratos de mano de obra barata”.

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